domingo, 29 de enero de 2017

El éxito de una empresa se asienta en las grandes ideas, pero también en los pequeños gestos. ¡No olvides cuidar los detalles!
Pasito a pasito es posible acabar dando luz a grandes cosas. Para mejorar “sólo” se requiere de una pizca de constancia y una buena dosis de convicción, sea cual sea el ámbito en el que cada uno busque triunfar. Y estamos hablando de una filosofía de vida que funciona tanto en el plano personal como en el laboral. Sin ir más lejos, las empresas pueden ganar adeptos a través del cuidado por los detalles más pequeños. Por esas cuestiones que ayudan a delinear las intenciones de un negocio sin ser vitales, justo aquellas que otros rivales se arriesgan a perder de vista en el fragor de la competencia desaforada. Y es que de algún modo hay que diferenciarse. Son muchas las empresas que buscan consolidarse en sus respectivos sectores, a nivel nacional e internacional. Así que, pararse a pensar, ser organizado y luchar por llevar a cabo hasta el final la idea en la que se cree es el camino que lleva a distanciarse con los demás.
Ser detallista no consiste en gastar más dinero del que se tiene en cambios radicales, sino en manejar los presupuestos de manera inteligente, aportando al negocio una personalidad bien definida. ¿Cómo? Siendo cuidadoso en diversos aspectos, como los que recogemos a continuación:
1. Diseña una única imagen en múltiples formas. Más allá de por la actividad a la que se dedique tu empresa, los consumidores te reconocerán (y catalogarán) en base al componente visual que le imprimas a dicha actividad. Es decir, en primer lugar por tu logo, pero también por todos esos elementos que irán llegando posteriormente y que servirán para darte a conocer. Recuerda incluir tu sello en todas y cada una de las piezas de material que crees, en base a unas directrices predefinidas.
2. Redacta tu propio libro de estilo. Tener un libro de estilo a nivel de imagen sirve para mantener una apariencia cuidada como empresa que sea sinónimo de seriedad y confianza. Pero no todo lo que hay que tener en cuenta son las imágenes. Y además, por mucho que se diga, una imagen no siempre vale más que mil palabras. 
3. Ya sabes hablar y escribir, ahora aprende a comunicar. Lo lógico, a la hora de autorizar a alguien para que represente a tu negocio y hable en su nombre, y en la práctica en el tuyo, es que elijas a gente con cierta formación. Tu equipo de comunicación deberá nutrirse de personas con facilidad de palabra, a las que les guste relacionarse con los demás y empapadas del espíritu de la empresa. Lo mismo ocurre ante la necesidad de elaborar escritos. 
4. Ponte en la piel de los usuarios. La mejor forma de ganarse el favor del público es mantenerlo como referente en todo momento, para cada decisión que tomes a medida que tu negocio va avanzando. Se trata un poco de aplicar la filosofía del “no hagas aquello que no quieres que los demás te hagan a ti”… sino todo lo contrario. Cuando desarrolles un producto o servicio, lo básico es que éste funcione correctamente, que cubra una necesidad que habías detectado en el mercado y que esté lo más pulido posible, libre de fallos. Pero no te puedes quedar ahí. Si lo que deseas es sorprender a los usuarios y marcar la diferencia, tienes que ir un paso más allá, cuidando una vez más los detalles. 
5. Cuídate por fuera… y por dentro. Todo lo que hagas a nivel interno, de puertas para dentro de tu empresa, se acabará reflejando en el exterior. Son fuerzas indivisibles. O, dicho de otro modo, una empresa que aprecia la delicadeza y se preocupa lo suficiente por cuidar la imagen que los demás acabarán capturando de su actividad suele ser aquella que también cuida los detalles en su propia casa, esto es, en la oficina. Y, más concretamente, en beneficio de sus trabajadores, que constituyen uno de los pilares fundamentales de toda organización. 
Sigue estos consejos y alcanzarás el éxito empresarial. ¡Feliz fin de semana!
#consultoresppinto

No hay comentarios:

Publicar un comentario